El río Duratón baja embravecido cruzando los ojos del bello puente medieval de Fuentidueña (Segovia), que daba acceso a la antigua ciudad fortificada alzada sobre una loma y rodeada de una muralla. Comenzada a levantar en el siglo X, era un ejemplo del románico conocido como el Taller de Fuentidueña. De aquel templo, cuya construcción acabó en el s. XII, apenas quedan unos muros, cuyas piedras se desprenden sobre el interior. El estado de las ruinas contrasta con como está expuesto el ábside de esa misma iglesia en el Museo Met Cloisters de NY.
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