Un restaurante es esfuerzo, es cariño y constancia. Es sacrificio, pero sobre todo, es amor. Un restaurante es vida, es familia, es hogar. Y pronto volveremos a compartir un postre, volveremos a desabrocharnos el botón del pantalón porque vamos a explotar de tanto comer, volveremos a nuestra mesa de siempre, volveremos a sonreír, volveremos a vivirlos.