#2: «En inglés es mucho más épico, "War does not determine who is right only who is left"
Haciendo un juego con el doble significado de derecha/correcto izquierda/los restos que quedan.
Deja claro que da igual quien tenga la razón en una guerra, solo importa quien la gana y la historia que escribe después para justificarla.
En 20 años lo veremos con toda Gaza poblada por israelíes.»
#3: «#2 Como licenciado en historia, hay algunas cosillas que he aprendido con los años acerca de lo que señalas: "la historia que escribe después para justificarla", las resumo aquí, para el que tenga interés:
1. La gente cree que la historia puede ser objetiva y neutral, lo cuál es falso. La historia no es una ciencia, es una disciplina, y como tal, está muy sujeta al punto de vista de quien la hace. Generalmente creen que es objetivo y neutral aquello que coincide con sus creencias, y…»
#2 Como licenciado en historia, hay algunas cosillas que he aprendido con los años acerca de lo que señalas: "la historia que escribe después para justificarla", las resumo aquí, para el que tenga interés:
1. La gente cree que la historia puede ser objetiva y neutral, lo cuál es falso. La historia no es una ciencia, es una disciplina, y como tal, está muy sujeta al punto de vista de quien la hace. Generalmente creen que es objetivo y neutral aquello que coincide con sus creencias, y suele ser la versión oficial, que suele ser la menos rigurosa y la más falaz, con la que les han educado, la que creen correcta.
2. Existen dos tipos de historiadores: los que construyen y perpetuan la versión oficial de los hechos, sea por hacer análisis superficiales que en nada afectan a la raíz del relato construído por los vencedores; sea porque directamente están del lado de estos y escriben con ese fin. Y luego están los que tratan de socavar dicha versión, romperla y construir un relato nuevo.
3. Ninguno de los dos tipos de historiadores es objetivo, es imposible la objetividad. Pero se puede ser riguroso, que es distinto, y que es lo importante.
4. Tomar partido es, en definitiva, esencial. La diferencia entre un historiador riguroso y uno que no lo es tiene que ver con cuándo toma partido: si uno toma partido antes de realizar su investigación, no está siendo riguroso. Ahora bien, aunque uno cojee de éste o de aquél pie, si al estudiar un conflicto se toma partido después de ir descubriendo todos los tejemanejes que han motivado al mismo, entonces sí, se está siendo riguroso.
Por ejemplo, sobre eso que comentas de Gaza, cuando yo era joven compraba la versión oficial del conflicto árabe israelí. Después de documentarme sobre el mismo, no acepto esa versión porque, sinceramente, no hay por dónde cogerla. Y tomo claro partido por los palestinos, por ser el pueblo ocupado y tratado injustamente.
Tomar partido no significa compartir su ideología. Solo significa aceptar que, en ese conflicto, tienen razón. Y tener razón tampoco justifica todos los actos cometidos por un bando, aunque cuanto más acorralado y asfixiado está un bando, más encarnizada será su lucha y menos miramientos tendrán, y es algo que también se debe contemplar.