El neoliberalismo convierte a los ciudadanos en consumidores. La libertad del ciudadano cede a la pasividad del consumidor. Como consumidores, los votantes de hoy no tienen un interés real en la política, en la formación activa de la comunidad. No poseen ni la voluntad ni la capacidad de participar en la acción política comunitaria. Reaccionan solo de forma pasiva a la política: quejándose y quejándose, como hacen los consumidores acerca de un producto o servicio que no les gusta. Los políticos y los partidos también siguen esta lógica del consumo. Tienen que 'entregar'.
Byung-Chul Han