Todos nosotros, cada uno a su manera, nos hallamos empeñados en la búsqueda incansable, aunque muchas veces inconsciente, del sentido de los acontecimientos y las cosas que nos rodean. Y todos nosotros nos sentimos inclinados a ver tras los sucesos de nuestra vida cotidiana, incluso los más insignificantes, la actuación de un poder superior, por así decirlo, de un director metafísico del experimento.
No son, sin duda, muy numerosas las personas dotadas de aquella ecuanimidad del rey de Alicia en el país de las maravillas, que le permite dar por liquidado el asunto de la insensata poesía del conejo blanco, con la filosófica observación: "Si no tiene sentido, nos ahorra una buena cantidad de trabajo, porque así no tenemos que buscarlo."
Paul Watzlawick, "¿Es real la realidad?" (1994)