La inmunoterapia, basada en células CAR-T, se le administró después de que la quimioterapia y la radioterapia no hubieran logrado frenar la progresión del cáncer y cuando al paciente ya no le quedaban otras opciones de tratamiento. Dos días después de recibir las células inmunitarias, que se le inocularon en una única infusión directamente en el cerebro, el tamaño del tumor se le había reducido un 18,5%. Diez semanas después, la reducción ya era del 61%.
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