Sue Finley (1937) encontraba más interesantes los números que las letras. No es algo extraño si se piensa con detenimiento, esto debía ser así desde la antigüedad. En el ensayo El infinito en un junco (Siruela), la autora, Irene Vallejo, explica que según algunas hipótesis, nuestros antepasados aprendieron el cálculo antes que las letras. «Somos seres económicos y simbólicos. Empezamos escribiendo inventarios, y después invenciones (primero las cuentas; a continuación los cuentos)».
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