Después de 60 años de rechazo, tres años de revisión científica por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y dos años de discusiones diplomáticas, el 2 de diciembre de 2020, la ONU reconoció las propiedades terapéuticas del cannabis y su resina al retirarlas de la lista IV de la Convención sobre drogas de 1961, un espacio reservado para las sustancias más perjudiciales. Para los mayores productores de América, como México y Paraguay, esto puede suponer una oportunidad gigante para impulsar cambios a nivel jurídico, científico...