Hasta ahora no hay evidencia científica que avale las bondades del mindfulness. Ninguna que lo relacione con la mejora del aprendizaje. Proponer determinadas metodologías o hacer ciertas cosas en el aula puede ser perjudicial para nuestros alumnos. Ahí entra la expansión y el uso por parte de algunos descerebrados que, seguro con toda la buena intención, están usando el mindfulness en el aula sin tener en cuenta qué nos está diciendo la bibliografía científica sobre el tema. Cada vez más estudios relacionan el mindfulness con casos de agitación