Los investigadores sufren una presión brutal para publicar estudios. Sus aumentos de sueldo, sus ascensos, la financiación de sus proyectos y su reconocimiento social dependen de evaluaciones en las que su rendimiento se mide prácticamente al peso. Este sistema, conocido como “publica o muere”, ha creado monstruos. Miles de científicos en todo el mundo publican al menos un estudio cada cinco días. Son los denominados “hiperprolíficos”, con un ritmo de producción asombroso y, a veces, directamente sospechoso.