El ejercicio es una de las herramientas más potentes que tenemos para mejorar el cerebro. Los primeros estudios que se hicieron en animales comprobaron que cuando se ponía a correr en una cinta a un grupo de ratones aumentaba el tamaño de su cerebro (aumentaba la neurogénesis y el tamaño del hipocampo) y se elevaba el fertilizante neuronal que es el BDNF. Y más adelante cuando se estudió en humanos se comprobó que aquellos que realizaban actividad física no solo lograban ralentizar el deterioro cognitivo, sino que también mejoraban la memoria.