En 2001, en un control rutinario, los bibliotecarios de la Universidad de Cambridge notaron la ausencia de dos reliquias pertenecientes al famoso naturalista Charles Darwin. Inicialmente, pensaron que se encontraban perdidas entre los 10 millones de libros, mapas y objetos existentes dentro de las colecciones de dicha biblioteca. Se trataba de dos cuadernos que el científico utilizó para tomar notas de todo lo que observaba durante su famoso viaje con el Beagle y las ideas que construía luego de tan exhaustiva observación.