La idea es simple: rociar un montón de partículas en la estratosfera, y enfriarán el planeta al reflejar algunos de los rayos del Sol en el espacio. Los científicos ya han sido testigos del principio en acción. Cuando el Monte Pinatubo entró en erupción en Filipinas en 1991, inyectó 20 millones de toneladas de dióxido de azufre en la estratosfera. La erupción creó una neblina de partículas de sulfato que enfriaron el planeta alrededor de 0,5°C. Durante unos 18 meses, la temperatura promedio de la Tierra volvió a ser la de dos siglos atrás.