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Era el año 1981, y Pablo Escobar, archiconocido narcotraficante colombiano, introdujo en su Hacienda Nápoles cuatro hipopótamos, tres hembras y un macho, para su colección personal.
Cuando el líder del cartel de Medellín es asesinado, los animales de su finca son distribuidos por distintos parques zoológicos colombianos. Pero los enormes hipopótamos eran tan difíciles de transportar que se decidió dejarlos en la hacienda del narcotraficante, cercana al río Magdalena.
En 2006 la población ya se había multiplicado por cuatro.