Haz una prueba rápida: Cierra los ojos por un segundo y tratar de tocarte la nariz. ¿Lo has conseguido?. Bien. La razón por la que puedes – por la que se puede encontrar un objetivo incluso sin verlo - es debido a algo que se llama propiocepción, el conocimiento instintivo de la posición de nuestro cuerpo en el espacio. El mundo desaparece cuando cerramos los ojos, pero el sentido de nuestro propio cuerpo se mantiene alerta.
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