Desde hace tiempo es conocido que crecer en una granja protege de sufrir alergias y asma. Un nuevo estudio demuestra que esto se produce por el aire polvoriento que se respira en estos lugares. El hallazgo, comprobado en ratones, supone un gran avance para el desarrollo de la vacuna contra el asma y de nuevas terapias para prevenir alergias a los ácaros de polvo.
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