Un estudio llevado a cabo en la Universidad de Stanford revela que la actividad, o la falta de, de un pequeño grupo de neuronas alojadas en una determinada área cerebral explica la diferencia en las preferencias a la hora de asumir riesgos. Los investigadores se centraron en el sistema de recompensa cerebral que es compartido por todos los seres vivos, desde moscas hasta seres humanos, y que juega un papel esencial en la orientación de la conducta mediante la inducción de sensaciones placenteras y aumentar la motivación en respuesta a la anticipación de comportamientos como el comer o el aparearse...sigue en
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Karl Deisseroth, psiquiatra especializado en comportamientos sociales y profesor de bioingeniería comenta que el uso de una droja(*), ya conocida, que aumenta la preferencia por el riesgo en las personas, tiene el mismo efecto en las ratas; así que estos resultados son de aplicación en el ser humano.
Appetite for risk varies
Individuals vary in their appetite for risk, said Deisseroth, the D.H. Chen Professor and a Howard Hughes Medical Institute investigator. Most adult humans are relatively risk-averse. Given a choice between, say, a stable salary or fluctuating freelance income that's likely to wind up being about the same or even somewhat larger in the long run, individuals will usually pick the salaried option.
That makes evolutionary sense, Deisseroth said. "One can't always take the long view. In an always-changing world filled with dangers ranging from starvation to predators, even if a riskier option has a higher expected return over time, one can't always live long enough to take advantage of it," he said.
(*) El fármaco al que se refiere es el pramipexole, que se usa para tratar el párkinson, pero puede conducir a visitar demasiado el casino.