Investigadores franceses han descubierto que un moho unicelular que carece de cerebro no sólo es capaz de aprender, sino también de transmitir su aprendizaje a un congénere fusionándose con él. También han descubierto que la fusión entre mohos debe durar al menos tres horas, tiempo necesario para que se genere una vena entre ambos que se supone es el canal por el que circula la información. Relacionada:
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