Desde el mito del Preste Juan hasta el personaje de Tarzán, la idea de una persona blanca occidental viviendo entre indígenas de la selva siempre ha resultado sugestiva. Por eso no resulta extraña la leyenda surgida en Australia a mediados del siglo XIX, cuando un pastor escocés emigrado remitió una carta a la prensa informando del hallazgo de una serie de objetos de origen europeo cuyos dueños habrían sido asesinados por una tribu aborigen que todavía retenía cautiva a una mujer. El caso se resolvió con una sorpresa final.
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Me alegro por el karma en su muerte.