En un nuevo estudio los autores de la Universidad de Tsukuba en Japón utilizaron larvas de erizo de mar, que tienen un sistema digestivo simple, como modelo para investigar los mecanismos subyacentes específicos de esta regulación.
El grupo descubrió que en las larvas de erizo de mar, el píloro (entrada) y el ano (salida) se abren en respuesta a la luz. Curiosamente, cada uno reacciona a longitudes de onda diferentes, por lo que es extremadamente raro que ambos se abran simultáneamente.
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