Los pastos marinos luchan contra el cambio climático. Sepultan gran cantidad de CO2 y reducen la erosión por las olas, al absorber hasta 70% de su energía. Albergan organismos residentes permanentes y temporales. Sustentan la biodiversidad y pesca comercial. Filtran las aguas residuales. Cubren menos del 0.2% de océanos, pero capturan entre 10 y 18% del carbono que acaba enterrado en sedimentos oceánicos. Pero desde finales del siglo XIX, el mundo perdió el 29% de ellos. Hay entre 60 y 72 especies en el mundo, de las cuales 22 están amenazadas.
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