Los microplásticos de mayor tamaño tienden a depositarse en las zonas superiores del sistema respiratorio, de modo similar a lo que sucede con las partículas de polvo o humo, que se depositan en la nariz o la garganta. Los más pequeños pueden llegar hasta los rincones más profundos del sistema, y asentarse en los bronquiolos y alvéolos. Las partículas que no son esféricas tienden a penetrar y alojarse más profundamente en el sistema respiratorio.
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