Había pues una cantidad nada despreciable de organizaciones convocantes afines al rollo. A primera vista, la cachaza, lo amateur, una inesperada y quizás natural reacción provinciana a la bobada multicultural progresista, la honestidad más auténtica, el empleo precario, el aburrimiento de mediana edad, la aspiración a un mundo mejor, un chándal que no queda bien, la subversión, el ligoteo mature, ese par de zapatos italianos de imitación y la inadaptación – sea cual fuere- son el correaje que las une. Mi ex estaba allí.
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