Sin duda, el grado de desigualdad de género varía entre países, pero la evidencia confirma que en todos ellos las diferencias entre hombres y mujeres que ya han entrado al mercado laboral con un capital humano similar son pequeñas, incluso inexistentes en algunos países al inicio y sin embargo comienzan a diverger notablemente y de forma continuada a partir de que la mujer entra en la maternidad, o incluso un poco antes. Existe evidencia contundente que confirma esta divergencia.
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