Era un sueño. Cuando el rey de Etiopía, Haile Selassie (asesinado brutalmente por sus súbditos en 1975), visitó Jamaica en 1966 y anunció que ofrecería tierras en su país a todo americano descendiente de esclavos africanos que quisiera regresar al continente de sus ancestros, parecía un sueño hecho realidad. Una alternativa. (...) Fui a Shashamane pensando que encontraría paz y amor, pero encontré en su lugar un drama. Un bofetón. Fui en busca de la felicidad de los rastafari y encontré en su lugar una tormenta de tristeza.
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