La relación empresarial entre ellos (de competencia) es de tensión permanente. Si bien todos comparten un objetivo común (atizar al sanchismo), el boom mediático antigubernamental ha generado (paradójicamente) un atasco: la acumulación de medios alternativos compitiendo por un nicho parecido y por una cantidad limitada de anunciantes y publicidad institucional. Ideología, negocio y egos. Tenemos, por tanto, todos los ingredientes para una guerra mediática soterrada que estalla violentamente de vez en cuando, como estamos viendo estos días.
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