La obra es gigantesca y la inversión inmensa. Hay que destacar que, aunque de ello se habla menos, es una obra pública, sufragada con dinero público, es decir por todos, sin entrar en pormenores de saber con qué porcentaje contribuyeron los andaluces, riojanos o vascos. Dominada la Cordillera y cuando aún suenan los ecos de la inauguración, ya surgen empresas privadas prestas a hacer la competencia a Renfe. Así da gusto. El Estado hace la inversión y ahora toca aprovecharse de ello para engrosar la cuenta de beneficios.
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Y sobre el artículo más que escribir de Adif o Renfe abre a la reflexion sobre lo público y lo privado, y creo que tiene razón, es sólo opinión claro, y me sorprende un poco que quienes apuestan por lo privado, que lo puedo entender, prefieran vender (externalizar dicen) y que empresas extranjeras y nacionales nos den el "servicio" a cambio de una comisión en áreas tan sensibles como la sanidad o la seguridad.
Hay un cargo electo público, Oscar Puente, que quizás podría decir algo del tema al respecto, si no está muy ocupado jugando al golf o insultando a ciudadanos y políticos extranjeros.