Homófobo, amigo de oligarcas, prorruso, estrechamente relacionado con la Iglesia Ortodoxa rusa y antieuropeo. Salvo el último punto, el resto es, cuanto menos, complicado que engarce con el perfil de votante de izquierdas español. Así es Petró Simonenko, miembro del Partido Comunista de la Unión Soviética desde 1978 y secretario general del PC de Ucrania desde 1993. La ilegalización de su partido en 2015, 4 años antes de la llegada al poder de Zelenski, es el motivo del tibio aplauso del secretario de Estado de la Agenda 2030, Enrique Santiago.