Cuando los servicios de seguridad polacos detuvieron a Pablo González, el informador no estaba solo: su compañera, una periodista polaca, también fue detenida. Desde el invierno de 2022, está acusada de un delito de complicidad en espionaje, según nos ha confirmado la fiscalía polaca. Su relación, que duró más de dos años, le abrió muchas puertas. Aquí revelamos cómo el agente encubierto del GRU estableció contactos en Varsovia dentro de una comunidad de periodistas, corresponsales extranjeros y activistas.