En un momento de creciente incertidumbre en Europa, el país ha desafiado a los críticos que insistían en la austeridad como respuesta a la crisis económica y financiera del continente. Portugal adoptó una postura audaz: En 2015, dejó de lado las medidas de austeridad más duras que sus acreedores europeos habían impuesto, iniciando un ciclo positivo que volvió a poner a su economía en la senda del crecimiento. El país invirtió los recortes de salarios, pensiones y seguridad social, y ofreció incentivos a las empresas.
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