La joven socorrista argentina Macarena Cabrujo había acabado el sábado su jornada laboral y decidió quedarse jugando al voley en la playa de Can Pere Antoni con un amigo. De repente, cuando iba a anochecer, observó a varios bañistas mirando a distancia y nerviosos y se percató de que algo malo pasaba. Un niño de diez años estaba siendo arrastrado por una potente resaca, que le estaba alejando de la orilla. "Me metí en el agua y pedí si alguien me podía acompañar para ayudarme a sacarle. Como no había tiempo, les dije que llamaran al 112".
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