Adrián salió de su casa bien pronto el jueves y a las seis de la madrugada ya estaba en el puerto de Llanes esperando junto al Bramadoria a que llegase Javier Ardines González, su patrón. Pasó una hora allí dando vueltas por los muelles sin tener señales de él, así que, inquieto, comenzó a llamarle al móvil. Era raro que se retrasase tanto. Al otro lado nadie contestaba. Horas después, a eso de las ocho de la mañana, a 20 kilómetros de allí en la parroquia de Belmonte de Pría,un hombre salía a pasear con su perro y encontraba el cuerpo sin vida
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