César Heredero, de 76 años, divorciado y jubilado, les dijo a sus hijos que le ayudaran a crear una fundación para evitar que nadie viviera en la calle en España, pero ellos le insistieron en que hiciera algo más sencillo y práctico. Y tanto que lo hizo: gracias a la asociación Refugees Welcome, César acabó alojando a Rabee, un joven sirio que había huido de la guerra civil de su país, y a Kim, un senegalés de más de 40 años que estaba peleando por el estatus de refugiado en España y que había vivido dos meses en la calle.
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