Cuando se criminaliza la prostitución, las que acaban con más multas y detenciones son las putas, no los clientes. Los derechos humanos de las trabajadoras y trabajadores sexuales tienen que ser no solo defendidos, sino también promocionados. Y en esa defensa de la dignidad, el abolicionismo ni está ni se le espera; las posturas abolicionistas no hacen otra cosa que ahondar en el estigma. Amnistía Internacional y la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía también apuestan por la despenalización de la prostitución. Al igual que ONU SIDA.
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