Fui el miércoles pasado a la charla del activista y agricultor catalán Josep Pàmies en Maó para saber si nos iba a vender algún veneno digno de cancelar una conferencia en una sala pública: esperaba encontrar a un predicador que dijera, por ejemplo, que los enfermos de cáncer no debían someterse a quimioterapia o que no había que vacunar jamás a los niños o, ya puestos, que iríamos al cielo después de muertos si éramos buenos.
|
etiquetas: actualidad , sociedad , salud , política , represión