Durante el pico de la crisis de refugiados en Europa y a lo largo de 16 meses, Franco A., un lugarteniente de la armada alemana, fingió ser un refugiado sirio. Se oscurecía la cara y las manos con el maquillaje de su madre y se ponía betún en la barba. La fiscalía declara que la treta formaba parte de un plan de la extrema derecha para llevar a cabo asesinatos gracias a los cuales se podría culpar a los refugiados, y provocar suficiente alarma social como para hacer caer la República Federal de Alemania.
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