El archipiélago balear no ha sido nunca ajeno a los desmanes y los tratos de favor, máxime cuando se destaparon las múltiples irregularidades cometidas en forma de sobrecostes, sobornos y enriquecimientos ilícitos durante la segunda legislatura del popular Jaume Matas (2003-2007). Ahora, el cierre de la Oficina Anticorrupción acordado por PP y Vox evoca, para muchos, reminiscencias de un pasado en el que las prácticas ilícitas coparon miles de páginas de actualidad y provoca que las dudas vuelvan a sobrevolar la gestión de las Administraciones
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