El supuesto asesor estableció una comisión destinada a sí mismo de más de 4.500 euros y después derivó los ahorros de la pensionista a fondos no regulados que prometían rendimientos muy altos. Sin embargo, estas acciones no tuvieron los frutos esperados y la jubilada perdió todo el dinero que había ahorrado durante su vida. Tras la investigación policial, se descubrió que el hombre que le había asesorado no poseía de la licencia adecuada para ello.
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