Militantes entraron en la mansión de Biarritz de Katherina Tikhonova, hija de Putin, cambiaron las cerraduras y publicaron un video de su interior. Su plan era “crear un centro de rehabilitación y vida para las víctimas del régimen de Putin”. El presidente ruso es propietario de otra villa en Biarritz que compró cuando era funcionario público en San Petersburgo y tenía un salario de 1.000 euros al mes.
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