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La obsesión por el bocata de calamares

De todas formas, la obsesión por el bocata de calamares, que no me lo quito de la cabeza como esa melodía pegajosa que te remueve la sesera, me provoca arrepentimiento. Con la que está cayendo ahí fuera y yo aquí suspirando por un bocadillo. Son los efectos colaterales, seguro. Ustedes disculpen.

| etiquetas: obsesión , bocata , calamares , opinión , gustos , rústicos , jubilado

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