Ha tocado en festivales de jazz y blues de Galicia, Madrid, Getxo, Palma de Mallorca -premio a mejor solista- Holanda, Alemania y hasta el Congo. Pero en su casa no puede tocar. Ni ahora que las clases online son, como para muchos músicos, la única fuente de ingresos. Las reiteradas quejas de un vecino, el único que le ha protestado en sus cinco años como inquilino en la misma vivienda, impiden teletrabajar a Pablo Añón.
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