"El hecho de que más de 7.000 personas mueran en su intento por salvar vidas constituye una crisis a escala asombrosa", así lo destaca un nuevo análisis de Amnistía Internacional, que revela que al menos 7.000 trabajadores de la salud han muerto en todo el mundo tras enfermar por COVID-19. México es el país con la cifra más alta, con 1.320 víctimas fatales, seguido por Estados Unidos (1.077 fallecimientos) y Brasil (634), otros países del continente refieren menos decesos.
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