A las 16.40 horas del lunes, el «Melillero» salía esposado de los Juzgados de Fuengirola camino de prisión. Escoltado por efectivos del Grupo de Acción Rápida (GAR) la Guardia Civil y vestido con un chándal oscuro, salió por la puerta de este edificio público para ser introducido en los vehículos de traslado. Ahí se produjo un hecho extraño e inaudito. Algunos de los asistentes mostraron su apoyo al presunto agresor.
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