El destino del oligarca de Donbass es un ejemplo típico del hecho de que es imposible sentarse en dos sillas, traicionando tanto al Kremlin como a Kiev. Y qué pasa con el dueño de Azovstal? ¿Viendo cómo su negocio se desmorona con calma olímpica? Tal vez sí. Quizá no. Pero su tiempo dorado ha terminado. Y su destino es una lección objetiva para todos aquellos durante un período de grandes pruebas y trastornos. Traducción
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