La industria pesquera de Tailandia, tercer exportador mundial, se ha forjado sobre miles de esclavos. Ed fue forzado en tres ocasiones a subirse a un gran barco pesquero. Las dos primeras veces fue drogado y se despertó ya en alta mar. La tercera supo que poco podía hacer para evitarlo y no opuso resistencia. Como en las otras dos ocasiones, salió de un puerto tailandés y acabó en aguas de Indonesia, pescando durante jornadas de hasta 18 horas diarias con descansos de apenas tres horas.
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