Aunque el coronavirus haya parado los flujos de migración, el Mediterráneo sigue siendo un cementerio para miles de ciudadanos africanos que huyen del hambre o la guerra. Para llegar a la tierra prometida tienen que cruzar los extensos desiertos africanos hasta llegar a las costas de los países que quedan al norte del continente. El siguiente paso es subirse a una balsa y cruzar el Mediterráneo hasta las costas italianas, españolas, o griegas
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