Primero fue la pandemia, luego el paro de los transportistas, después la guerra de Ucrania y ahora la crisis energética. Estos escenarios han ido comprometiendo el abastecimiento de los supermercados y han llegado a vaciar de productos algunos lineales, como el del papel higiénico, la leche, la pasta o la harina. En ocasiones, cuando los artículos han seguido llenando los estantes, lo han hecho con los precios disparados. Algunos sectores ya advierten de la posibilidad de que el género escasee en los próximos meses por los elevados costes.
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