Apenas ciento cincuenta metros de hierro y piedra separan a Sevilla de Triana. Un barrio con catedral, fiestas, costumbres, y formas de vida y expresión propias, se enmarca dentro de una ciudad que tiende a añorar su patrimonio humano, en lugar de preservarlo. Tras los éxodos de trianeros que se dieron a mediados del siglo XX, casi setenta años después la historia se repite, pero el contexto socioeconómico hostil actual agrava sus consecuencias
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Yo pasé mi infancia en un barrio antiguo, las calles todavía no estaban esfaltadas y tenía un aspecto casi mediaval (vivía en la calle del castillo), era tan mono que todavía en 2012 se usó para representar un barrio de Sevilla (siendo realmente Vilanova i la Geltrú) en la… » ver todo el comentario