La monarca utilizó un oscuro procedimiento conocido como 'consentimiento de la reina', que permite a la monarca ver por adelantado la legislación, para convertirse en la única persona de Escocia no obligada a cumplir una norma sobre energía verde. Isabel II es una de las mayores propietarias de tierras de Escocia, y es la única persona de la región que no está obligada a facilitar la construcción de canalizaciones para calentar los edificios con energías renovables.
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