La cobardía, la miseria moral y la dejación de funciones que esto supone no tiene paralelo en la historia del mundo contemporáneo. Sin duda, Rajoy y su Gobierno están escribiendo una de las páginas más negras de la historia de España y de Europa. Y ante tamaña indignidad, resulta inevitable volver la vista primero hacia la Constitución, algo literalmente sagrado en un Estado de derecho, y luego hacia el monarca Felipe VI y sus deberes constitucionales. El Art. 2 establece que “la Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación
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